A veces me siento un poco señorita Muffet, una pequeñita e inocente niña de la época victoriana, capaz de asustarse con una araña de mentiras colgada de un palo (fíjese usted qué cosas tiene la treintañera).
Y es que no puedo, y mira que lo intento, dejar de mirar a los niñatos que se encuentran sentados, como en el sofá de su casa, en un típico Starbacs (no diré el verdadero nombre porque no me pagan por hacerles publicidad, y supongo que vosotros no seréis tan listillos de adivinarlo), todos ellos rozando esa edad en la que te das cuenta de que un pene no es aquello que le cuelga a un chico que va a tu clase, sino algo que además, se levanta. Y no puedo, por más que lo intento, sentir un poquito de lástima por dejar tan rápido la inocencia de cuando era una muñequita, con un flequillito que mi madre se empeñaba en peinarme con entusiasmo por la mañana recién vestida para ir al cole. Ese flequillo, que luego era ingobernable cuando te querías poner la diadema, y te dejaba una especie de toldo ralo y electrizado.
Dejamos tan rápido la época probablemente más especial de nuestras vidas. Y qué curioso, es precisamente esa época, en la que no nos damos cuenta precisamente de nada, de lo que pasa alrededor. Ni siquiera de unos niñatos que ya se están dando cuenta de que lo que sube, no es precisamente el flequillo, y así no pararán de fijarse hasta que ni con ayuda pastillera, vuelva a subir jamás.
Me encantaría volver a sentarme junto a mi papá, en la mesa del comedor y preguntarle con toda la inocencia del mundo mundial: ¿Papá, si Aracnofobia es tener miedo a las arañas, Claustrofobia es tener miedo a Santa Claus?.
Por cierto, el niñato ese promete...
Nandy
Querida Nandy, no te dejes llevar por las apariencias, los niñatos no prometen nada…yo me hubiera quedado en la época del flequillo y la diadema, que mi único problema fuera que algún desalmado se comiera mi súper piruleta de chocolate, recién comprada en el kiosko que estaba debajo de mi casa… por cierto, te cuento otra muy buena también: una niña fue al médico con su madre un día y éste usaba un ratón inalámbrico, así que a la pregunta de "bueno bonita, ¿y qué es lo que te pasa?" ella respondió: "a mi no lo se, pero tú tienes el ratón sin atar"......mil besos!!
ResponderEliminarLa ilustración genial Raúl, siempre sorprendente….