miércoles, 16 de diciembre de 2009

9ª Sonanza

























Copyright RAÚLbarcelos

Ni los burros son calvos, ni un melón puede tener pelo

Estoy en la habitación del hotel, con una penita saudade.

Tengo ahora mismo dos opciones: o un libro de I Ching, o uno de Neruda. Como las dos opciones me parecen poco, es decir, ninguno me va a quitar esta agradable melancolía, abro el de Neruda por una página al azar: “…ríete de la noche, del día, de la luna, ríete de las calles torcidas de la isla, ríete de este torpe muchacho que te quiere, pero cuando yo abro los ojos y los cierro, cuando mis pasos van, cuando vuelven mis pasos, niégame el pan, el aire, la luz, la primavera, pero tu risa nunca porque me moriría”.

Vaya, creo que debería haber abierto el del I ching…

Bueno, vuelvo a mirar…, pero nada me quita esta lágrima que se asoma como una geisha ñoña, así que decido no pensar, que no fluya ni un pensamiento. Nada puede perturbar mi mente en blanco, ni tan siquiera la sonrisa de un recuerdo, la voz o la camisa azulada. Cuando me levantaba o veía su pelo alborotado como un pasaje exacto de la noche. ¡Coño! ¡He dicho que ningún pensamiento!

¿Me das un abrazo almohadita? Por fa, por fa…

¡Eso es! ¿Cómo no se me ha ocurrido antes? Adiós Neruda, adiós I Ching, hay cosas que son como son, y sólo existe un camino, a veces el más tonto. Hola I Tunes. ¡Ya está! Quito la banda sonora de “El Paciente Inglés”, y pongo el disco de Saint Germain, más movidito, la verdad.

¡Puaag! Un melón con pelo. ¡Qué grima!
Nandy

1 comentario:

  1. Jajajajaja me ha encantado, Neruda y El Paciente Inglés?? será para cortarse las venas y llorar a lo Candy Candy con la lagrimilla suspendida eternamente.....

    ResponderEliminar